sábado, 23 de noviembre de 2013

Italia

Población: 57.449.456 personas
Superficie terrestre: 294.110 Km2
Capital: Roma
Moneda: Euro
Idioma: Italiano

ROMA
La 'ciudad eterna' ejerce una fascinación especial en los turistas que la visitan. Capital de Italia y la ciudad más grande del país, esta llena de reliquias de más de 2000 años de historia. En muy pocos lugares del mundo el visitante se enfrenta con el pasado de una manera tan inmediata y poderosa.

Las calles contienen vestigios de todas las épocas de la rica historia de Roma, el Coliseo y el Foro son los más famosos del período clásico, los antiguas basilicas testimonian de la era cristiana temprana. Como la ciudad principal de Contador-Reforma, no es sorprendente que a Roma también le hayan infundido aires barrocos. Es, de hecho, la influencia del siglo XVII la que identifica a la ciudad a través del trabajo de arquitectos tales como Bernini, Maderno y Borromini. Las magníficas plazas y las ostentosas fachadas están cubiertas de pinturas y de esculturas.



Ciudad del Vaticano: A la orilla derecha (oeste) del Tíber, la ciudad del Vaticano es un estado soberano independiente. Alberga entre otros monumentos, la magnífica Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina. Enfrente de la basílica se encuentra la Plaza de San Pedro que data del siglo XVII, una magnifica creación de Bernini.



Venecia: Venecia está asentada en un conjunto de islas dentro de una laguna en el extremo norte del mar adriático, una posición que le dio únicas ventajas económicas y defensivas sobre sus rivales comerciales. Mucha de la abundancia generada era, por supuesto, invertida en la construcción de monumentos a la gloria de Dios y de los comerciantes.



Nápoles: La tercera ciudad más grande de Italia, Nápoles ocupa uno de los sitios naturales más hermosos de Europa. Es una ciudad bulliciosa, llena de historia y de callejones estrechos. Hay animados mercados callejeros que venden pescado y verduras, así como tiendas donde se compran artículos de cuero que se ofrecen a precios de descuento establecidos entre iglesias, palacios, museos, viviendas, cafés y librerías. El impresionante Museo Nacional contiene una buena colección de objetos egipcios, romanos y bizantinos, incluyendo muchas pinturas murales y mosaicos originales de Pompeya y de Herculano.

Francia

Población: 59.670.265 personas
Superficie terrestre: 550.100 Km2
Capital: París
Moneda: Euro
Idioma: Francés


PARIS

París es una de las mayores y más interesantes ciudades del mundo, es fácil de recorrer, aunque lo haga por la primera vez. Además de todo su atractivo cultural, artístico, histórico y gastronómico, es una metrópolis hecha a la medida del hombre (no en vano fue la cuna de la Ilustración), con la ventaja de que resulta muy accesible para recorrerla a pie. Otra opción es el transporte público, que es uno de los mejores del mundo, no sólo existe el metro sino también un tren de cercanías llamado RER. Todo lo interesante de París queda concentrado dentro del anillo marcado por la carretera de circunvalación llamada lepériphérique. Dentro del anillo queda la ciudad cómo existía en el siglo XIX, con todos los sitios famosos, tiendas y entretenimientos. Fuera del anillo se extiende el cinturón industrial y los barrios obreros y residenciales.

España

Población: 39.923.587 personas
Superficie terrestre: 499.440 Km2
Capital: Madrid
Moneda: Euro
Idioma: Español



MADRID

La capital Madrid, ubicada en la región del mismo nombre,es una ciudad cosmopolita con muchos teatros, cines, óperas y más de 50 museos y galerías de arte. Entre los museos sobresale el del Prado, que se incluye entre los mejores y más completos del mundo. Tiene una de las más admirables colecciones de arte del mundo, incluyendo muchas obras de arte supremas adquiridas por los monarcas españoles. Obras de El Greco, Murillo, Goya, Velázquez, Raphael, Botticelli, Veronese, Tintoretto, Brueghel y el Bosco pueden verse en ahí. El Guernica, obra maestra del más famoso de los artistas españoles del siglo XX, Pablo Picasso, es un homenaje a todas las personas que sufrieron durante la guerra civil. El cuadro fue devuelto a España y se puede admirar en el Centro Cultural Reina Sofía.





Barcelona: Es la segunda ciudad más grande de España, es industrial y comercial además de uno de los puertos más importantes del Mediterráneo. Una de las zonas más bonitas de la ciudad es el Barrio Gótico, cerca de la estación del tren, tiene un museo con una bella colección de las primeras obras de Picasso, también se encuentran La Antigua Catedral, el Palacio Episcopal, el Palacio de la Generalitat, la Plaza del Rey, la Plaza de Cataluña; quienes tienen una arquitectura que rivaliza con el esplendor Barroco de Europa Central.




Mallorca: Es la isla más grande del archipiélago y la que más cosas tiene para ver. Hay muchas excursiones, de medio día o de un día entero, que pueden iniciarse desde Palma, la capital de la isla. Entre ellas destacan la visita al Puerto Soller, que puede hacerse en un tren especial; y la excursión a la Península de Formentor, que está en el extremo noreste de la isla y es conocida por sus pinares, calas aisladas, bahías medio escondidas y pueblos de montaña.



La isla tiene 300 km. de litoral. A parte de los complejos turísticos alrededor de Palma, la mayoría de los restantes se concentran en la costa oriental, siendo la zona norte la menos explotada. El interior es montañoso y la carreteras pocas veces siguen la línea costera.

Palma, la capital, es un gran puerto del Mediterráneo con larga historia de comercio marítimo. La parte vieja de la ciudad está bellamente situada en la Bahía de Palma, mientras que la parte más moderna se extiende hacia el este y el oeste. En Palma vale la pena visitar el Castillo de Belver, la Catedral La Seo, el Palacio del Arzobispado, la Iglesia y Monasterio de San Francisco y la Iglesia de Montesión.

Menorca: Es la segunda isla más grande del archipiélago y está a 40 km. al noreste de Mallorca. La capital de la isla es Mahón (en la costa oriental) y sus mejores monumentos son la Casa Consistorial, la Iglesia de Santa María y la Iglesia de San Francisco. Hay una buena autopista que lleva desde Mahón hasta Ciudadela, justo en la otra punta de la isla. Ciudadela era la antigua capital de la isla y aquí se puede visitar la Catedral y varios Palacios e Iglesias medievales. La carretera atraviesa la isla y no se asoma a la costa, pero desde estas dos ciudades se puede acceder fácilmente a la playa. A diferencia de Mallorca, Menorca ha preservado sus tradiciones ganaderas y de trabajo de productos de cuero, lo que la hace económicamente menos dependiente de los ingresos generados por el turismo.

Ibiza: Es la tercera isla del aeropuerto y uno de los destinos más populares, especialmente para los turistas jóvenes. La isla todavía conserva parte de su atmósfera tradicional. Además de por las enormes playas de arena que se encuentran al sur de la capital, el paisaje de Ibiza está dominado por pinares y huertos. La capital, Ibiza, está dominada por la Dalt Vila. Otras dos ciudades bastante turísticas de la costa son San Antonio Abad y Santa Eulalia del Río.

viernes, 22 de noviembre de 2013

ISLAS: Tres islas, tres culturas, un solo país

De las centenares de islas que Chile detenta, hay tres que se llevan las preferencias de los visitantes y a las que podrás viajar con mayor facilidad: Isla de Pascua, Robinson Crusoe y Chiloé, las dos primeras muy alejadas del continente, 3.700 km y 500 km respectivamente, en pleno Pacífico, y Chiloé, la mayor de estas islas, distante sólo a treinta minutos en transbordador desde Puerto Montt.
Isla de Pascua o Hanga Roa, en su lengua original, es uno de los más exóticos puntos del país. En la misma latitud de Caldera, pero a miles de kilómetros de la costa, su cultura originaria ha sido motivo de admiración centenaria debido a los grandes monumentos líticos, los moais, con más de 800 años de antigüedad que pueblan una geografía volcánica rodeada de bellas playas. La cultura originaria sigue viva y atrae a miles de visitantes con buena hotelería y restaurantes en el “ombligo del mundo".
La isla Robinson Crusoe, parte del archipiélago Juan Fernández, fue duramente azotada por el tsunami de febrero del 2010. Gran parte de su infraestructura municipal y hotelera está siendo reconstruida, sin embargo, puedes gozar de la gran calidez de sus 500 habitantes que desde hace un siglo colonizaron la isla. Crusoe, tiene una naturaleza endémica superior a Galápagos en cuanto a flora y aves, langostas como principal comida y una historia que mezcla pasos de corsarios y el primer combate naval de la I Guerra Mundial con un acorazado alemán hundido en sus costas.

El archipiélago de Chiloé, al suroeste de Puerto Montt, es un conjunto de islas cercanas al continente cuyo mayor territorio alberga ciudades como Ancud, Castro y Quellón, sedes de la cultura chilota, rica en mitos, comidas, solidaridad, arquitectura y la mezcla de campesinado y pescadores. Con un bello parque nacional e iglesias que fueron elegidas por Unesco como Patrimonio Mundial, es apuesta segura.

ISLA DE PASCUA: Rapa Nui, el ombligo del mundo

Rapa Nui o "Tepito Ote Henua" ("Ombligo del Mundo"), como la llamaban sus antiguos habitantes, es la isla habitada más remota del planeta. No hay otra porción de tierra en el mundo tan aislada en el mar y esa misma condición le otorga un aura de fascinante misterio.
Es un Parque Nacional, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, y que tiene de todo y para todos: playas con arenas de color rosa, como la de Ovahe, o de encanto paradisíaco como la de Anakena, volcanes y praderas para recorrer a pie o a caballo, flora y fauna marina para descubrir buceando, cavernas para recorrer en silencio, y moais que fueron testigos del auge y la caída de una sociedad estratificada y compleja.
Se estima que los primeros habitantes de Rapa Nui llegaron desde las Islas Marquesas en el siglo VI y que durante más de mil años no tuvieron contacto con el exterior. Eso hasta que el domingo de Pascua de 1722 fue descubierta para el mundo occidental por el navegante holandés Jakob Roggeveen, quien describió a los rapanui como "un sutil pueblo de mujeres hermosas y hombres amables".
En la isla se desarrolló una cultura compleja, que tras su apogeo cayó en la escasez de alimentos y las consecuentes luchas tribales. El espíritu de esta cultura sigue vivo en sus habitantes, su lengua, sus vestimentas, su música, sus bailes, su artesanía y sus comidas. Cada mes de febrero, la vuelta a las raíces alcanza su punto máximo en la Tapati, una fiesta de dos semanas cuyo corazón son las tradiciones y donde los rapanui se pintan el cuerpo como lo hacían sus ancestros, compiten en pruebas asombrosas, cantan, bailan y eligen a su reina.
El resto del año el encanto de la isla no disminuye. Su clima es permanentemente cálido, su infraestructura turística y de servicios mejora sostenidamente y la tranquilidad y belleza del entorno, junto a la gracia de sus habitantes, hacen que uno quiera volver siempre.

Cómo llegar

EN AVIÓN
Desde Santiago, salen siete vuelos por semana hacia el aeropuerto de Mataveri, en Hanga Roa (5 horas 25 min). Actualmente no hay vuelos a la isla desde otras ciudades del mundo.

Mapa:

Hanga Roa: El corazón de Isla de Pascua

En Hanga Roa está la mayoría de los hoteles, restaurantes, bares y discotecas de Isla de Pascua. Cuenta con dos bancos, tiendas de artesanías, supermercado, galerías de arte, estación de gasolina, negocios para alquiler de automóviles y motos y un punto de información turística.
Hanga Roa se puede recorrer fácilmente a pie, con la incesante compañía de la brisa del mar. La avenida principal y que acumula la mayor parte del comercio es Policarpo Toro –en honor al comandante que tomó posesión de la isla a nombre de Chile–, pero vale la pena internarse por las callecitas aledañas que siempre guardan alguna sorpresa para los impulsos gastronómicos o de compras.
Un punto atractivo es la caleta, donde encontrarás varias escuelas de buceo, un par de restaurantes y una buena heladería-café con vista al mar. Además, cada tanto aparece una tortuga marina curiosa a buscar alimento en la superficie.
Otro recomendado es el Museo Antropológico Padre Sebastián Englert, que toma su nombre del sacerdote alemán que durante 30 años realizó labores misioneras y científicas en la isla. El museo recopila, conserva e investiga la herencia patrimonial de Rapa Nui y su pueblo, y alberga una interesante colección arqueológica y bibliográfica.
Visita el mercado de artesanías de Hanga Roa, con una amplia variedad de objetos trabajados por artesanos locales y de otros lugares de la Polinesia. A un par de pasos está la Parroquia Santa Cruz, que vale la pena un vistazo por sus figuras de la tradición católica talladas en madera con el inconfundible sello rapanui. Los domingos, a las 9 de la mañana, se realiza una misa con cantos en lengua rapanui y ornamentos locales.

Anakena: Un playa-paraíso
No se puede estar en Rapa Nui y no visitar Anakena, la playa donde tocaron tierra las primeras embarcaciones de la migración polinésica para colonizar la isla y donde se asentaron los primeros habitantes.
Anakena no sólo encanta por sus aguas cálidas y quietas de color turquesa, sus arenas coralinas blancas y sus palmeras –traídas desde Tahiti en los años '60-, sino por el carácter único que le dan sus dos Ahus y sus respectivos moais.
La playa está a unos 18 kilómetros de Hanga Roa, en dirección noreste y hasta ella hay que llegar necesariamente en auto alquilado o en taxi. Es la única playa de la isla oficialmente apta para el baño, aunque los rapanui prefieren nadar y bucear en las piscinas naturales que se forman entre las rocas en otros sectores, accesibles sólo para conocedores. Si camina hacia el este encontrará la playa de Ovahe, con curiosas arenas rosadas y un abrupto farellón que cae al mar (no es apta para el baño).
En el acceso a Anakena hay pequeños kioscos atendidos por familias rapanui, con algunas mesas y bancas bajo la sombra, donde se puede disfrutar de una cerveza, una empanada de queso o de atún o un anticucho. También puede probar aquí el poe, una especie de budín dulce, preparado con harina, zapallo y plátano.
Si tiene tiempo y vehículo asegurado para regresar, permítase el lujo de esperar allí que caiga la noche y aparezcan las estrellas. La atmósfera es encantadora.

Ranu Raraku: Conoce el volcán Rano Raraku, la cuna de los moais

El volcán Ranu Raraku está a unos 20 kilómetros de Hanga Roa, en el vértice opuesto de la isla, y es la cuna de los moais. Es un volcán formado a partir de la actividad del Maunga Terevaka y dado que sus rocas son de menor dureza, fue el sitio escogido por los rapanui para tallar sus monumentales estatuas de piedra.
Es uno de los puntos más atractivos de las isla, tanto para los turistas como para los investigadores, por los más de 300 moais de diferentes tamaños y en distintos estadios de tallado que se encuentran dispersos en sus laderas.
El tallado se hacía directamente en la pared de la cantera y luego los moais eran trasladados a los distintos Ahu o centros ceremoniales.
Tras las guerras tribales, el trabajo en la cantera se detuvo, y los moais quedaron allí, erguidos o tumbados, a medio terminar o transportar, y comenzaron a ser cubiertos por la naturaleza, por lo que algunos están semienterrados.
Como en todos los lugares donde hay moais, vale la pena fijarse en la diferencia de tamaño y de facciones. Uno de los más curiosos es un moai que parece estar arrodillado. En torno a él hay varias versiones: unos dicen que representaría a un sacerdote, otros que sería un ancestro que vigilaría la cantera y velaría por las futuras generaciones de talladores.
También está allí el moai más grande de la isla. Tiene 21, 6 metros de largo y yace sobre su espalda, a medio tallar, aún unido a la roca base de la cantera.
El cráter del volcán es ovalado y en su interior hay una laguna de agua dulce, rodeada de vegetación nativa, especialmente juncos y totoras. Hacia ella dirigen la mirada varias decenas de moais desde la ladera interior.

Orongo: Donde comenzaba la carrera del hombre-pájaro
Tras la crisis que sumió al pueblo rapanui en guerras tribales, la sociedad isleña se reorganizó a través del culto al hombre pájaro. Cada familia enviaba a uno de sus hombres, que representaba al jefe del linaje, para competir en la osada búsqueda del huevo del Manutara, un ave migratoria que anidaba en los islotes cercanos, los que podrás ver desde la aldea ceremonial de Orongo. Aquí, los competidores debían descender por el acantilado, nadar –a veces entre tiburones– hasta el islote de Motu Nui, buscar el primer huevo del ave y traerlo intacto de vuelta a Orongo para entregarlo al rey. Quien lograba ser el primero en llevar a buen término la proeza era investido Tangata Manu (hombre-pájaro) y adquiría para su tribu privilegios especiales.
La aldea ceremonial está compuesta de un conjunto de 53 casas construidas con piedras planas, pero hay además en ella rocas con petroglifos que simbolizan la fertilidad, el hombre pájaro y el Make Make, la gran divinidad para la cultura rapanui.
Para llegar a Orongo, el paso obligado es el cráter del volcán Rano Kau, que tiene 1,6 km de diámetro y 200 metros de profundidad y cuya forma recortada sobre el mar simplemente sobrecoge. En su interior, el cráter alberga una laguna y una suerte de invernadero natural con mahute, helechos, makoi, nahe nahe y otras especies, gracias a su particular microclima. Definitivamente un lugar para la contemplación.


CHILOÉ: La isla mágica
Tras cruzar el canal de Chacao en un ferry desde el continente, aparece la Isla Grande de Chiloé (un rectángulo de 250 km de longitud por 50 km de ancho) que forma parte del archipiélago del mismo nombre, constituido por unas treinta islas. Recorre su geografía de suaves lomajes donde irán apareciendo apacibles poblados con sus casas de madera de vivos colores. Muy pronto te encontrarás con el encanto genuino de sus habitantes, los chilotes, mezcla de los colonizadores españoles y el pueblo huilliche, reconocidos por su hospitalidad. Las coloridas casas, construidas en pilotes sobre el agua, son los llamados "palafitos", un clásico de la isla. Como también lo son sus iglesias, de madera y construidas entre los siglos 18 y 19, dieciséis de ellas declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco.
Ancud, Castro y Quellón son sus principales ciudades, ademas de la emergente Península de Rilan, al norte de Castro, estos son el puntos de partida para descubrir los abundantes parajes y la rica gastronomía que guarda este enclave, su mitología y fiestas locales.
Navegar en kayak por los canales secundarios o tomar un transbordador hasta otras islas del archipiélago como Quinchao, Lemuy, San Pedro o el grupo Chauques es un experiencia que no olvidarás. Es así como podrás vivir de cerca la particular cultura de la gente de Chiloé, participar en sus fiestas y escuchar sus mitos y leyendas.
Como si no bastara con su cultura, en la Isla Grande de Chiloé el mar y los bosques convergen en un entorno solitario y salvaje. podrás visitar el Parque Nacional Chiloé, en la parte occidental, y el Parque Tantauco en el sur. Allí podrás observar zorros chilotes, cientos de aves y ballenas jorobadas, que van rumbo a la Patagonia. Este parque también sorprende con sus red de senderos de trekking entre alerces, arrayanes y cipreses.

Cómo llegar

EN AVIÓN
Vuelos diarios desde Santiago a Puerto Montt (1 hora 40 minutos). Transfers desde el aeropuerto El Tepual de esa ciudad a Ancud y Castro, ciudades separadas por 82 km.

EN BUS
Desde Santiago a Castro (17 horas). Si estás en Puerto Montt puedes tomar un bus que cruza el canal de Chacao en el ferry y llega a Castro (4 horas), donde se pueden hacer conexiones a otras localidades de la isla.

EN AUTOMÓVIL
Desde Santiago, por la ruta 5 sur hasta Puerto Montt (1.025 km), luego dirigirse hacia el suroeste hasta la localidad de Pargua (65 km), donde se toma el servicio de transbordadores que cruza el canal de Chacao en 35 minutos. Los zarpes comienzan cerca de las seis de la mañana y terminan a las cero horas. Desde Chacao a Ancud hay 33 km y desde esta ciudad, 82 km hasta Castro.

Mapa:

Ancud, la puerta a Chiloé
Tras cruzar el canal de Chacao, entre lobos marinos y toninas, te sumergirás en un angosto camino campestre que llega a Ancud, ubicado al norte de la Isla Grande. Lo mejor es empezar recorriendo su historia en el Museo Regional de Ancud, donde se exponen desde objetos que usaban los indígenas huilliches y chonos hasta fotografías del terremoto de 1960 que asoló esta ciudad. También se puede conocer la artesanía y mitología local que le da un toque de misterio a esta zona, antiguamente tierra de brujos y hechiceros.
Otro lugar interesante es el Fuerte San Antonio, que levantaron los españoles a principios del siglo 19, y que incluye lindas vistas al puerto.
En Ancud, como en todo Chiloé, se vive del mar. Por eso no hay mejor lugar para que disfrutes de los mariscos chilenos, grandes y exóticos. Dos platos imperdibles son el pulmay y las ostras frescas. Hay restaurantes que las ofrecen sacadas de su mismo criadero.
No habrás conocido el Chiloé profundo si no vives y pruebas un curanto al hoyo junto a los lugareños, gente sencilla y acogedora. Es un ritual gastronómico y ancestral en que se cocinan mariscos y carnes sobre piedras calientes y bajo tierra, todo acompañado de milcao y chapaleles, masas de papa chilota.
Para disfrutar de la naturaleza, ver cientos de aves, hacer trekking, kayak y disfrutar de playas solitarias, no te pierdas el Parque Nacional Chiloé, a 38 km de Ancud. Su mejor postal es desde el mirador de Chepu.
En Puñihuil, a 27 km al sur de Ancud, salen tours navegables (de septiembre a abril) para ver cómo se refugian y anidan los pingüinos de Humboldt y Magallanes en los islotes cercanos.
Y a 57 km al sur, la siguiente parada es Quemchi, un tranquilo y pintoresco pueblo con una linda costa. Podrás visitar la casa-palafito-museo de Francisco Coloane, un connotado escritor chileno que nació aquí y muchas de cuyas novelas de aventuras se sitúan en los mares del sur de Chile.

Castro, dormir en un palafito y navegar entre islas
Ubicado al centro de la Isla Grande de Chiloé, y a 172 kilómetros de Puerto Montt, Castro es el punto de partida para explorar este archipiélago. Entre colinas y una vegetación exuberante, esta ciudad cuenta con una cómoda infraestructura turística y está bien conectada con las otras localidades chilotas e islotes. Fundada en 1567 por Martín Ruiz de Gamboa, hoy es uno de los destinos favoritos de los mochileros.
Disfruta esta ciudad caminando, probando sus restaurantes marinos, recorriendo sus tiendas de artesanía y admirando los coloridos "palafitos" en la costanera, la clásica postal chilota. Son casas de madera, recubiertas de tejuelas de madera, construidas sobre pilotes y que cuando la marea sube parece que estuvieran flotando. Podrás obtener la mejor vista desde el mirador del puente Gamboa.
Los jesuitas españoles, que llegaron a la isla hacia 1600 para evangelizar a los nativos huilliches y onas, dejaron una huella imborrable: sus iglesias de madera chilota, verdaderas joyas arquitectónicas. La Iglesia San Francisco de Castro es la más monumental, de fachada anaranjada, con campanarios y dominando la plaza principal. Lo ideal es visitarla un día de sol, cuando la luz entra por las vidrieras e ilumina su interior.
Descubre la cultura chilota en el Festival Costumbrista de Castro, en febrero, donde se expone la música, artesanía, comida y danza de la zona. Para comprar, la Feria Artesanal de Castro, y para conocer el arte local contemporáneo, el Museo de Arte Moderno de Chiloé. Te sorprenderás.
Después de haber recorrido Castro, una alternativa es escaparse a la tranquila Isla Mechuque, que destaca por sus palafitos, o al Parque Nacional Chiloé. Si es marzo o abril, se puede salir en lancha a ver ballenas. En Castro hay varias agencias de turismo que ofrecen estas excursiones, aunque también se pueden hacer en forma independiente.

Quellón, donde termina la carretera que viene de Alaska
Quellón es la última gran ciudad chilota. Aquí termina la carretera Panamericana o Ruta 5 (completamente pavimentada hasta esta ciudad) que comienza en Alaska y atraviesa todo el continente. A 258 km de Puerto Montt, este puerto vive principalmente del cultivo del salmón, cosa que se nota en sus restaurantes. Tiene un par de buenos hoteles y agencias de excursiones para explorar los fascinantes alrededores.
Para empezar, el Museo Inchin Cuivi An ("nuestro pasado" en lengua huilliche), te permitirá conocer más de cerca esta cultura originaria, sus objetos, embarcaciones y un trozo de su historia. El museo está abierto solo en verano.
Una de las opciones imperdibles, entre noviembre y marzo, es contratar un guía especializado para embarcarse rumbo al Golfo del Corcovado a buscar la mítica ballena azul de esta zona.
También se pueden contratar lanchas para salir a recorrer pequeñas islas vecinas y aldeas desconocidas, esas donde el tiempo parece detenido y donde la cultura chilota es más profunda, la vida más apacible y sin hordas de turistas. La Isla Laitec merece una visita, por su linda iglesia bien conservada y las antiguas viviendas de chonos, habitantes originarios.
Si quieres adentrarte en los bosques milenarios, al oeste de Quellón comienza el Parque Tantauco, uno de los 25 lugares con mayor biodiversidad en el mundo, ideal para hacer excursiones, pesca con mosca y observar animales.
Entre bosques, bajo la lluvia, frente al mar, uno entiende cuánto cuesta dejar Chiloé...

Chonchi y Cucao, "el fin de la cristiandad"
Después de haber recorrido y disfrutado de Castro, de su monumental iglesia, palafitos, restaurantes, museos y mitología, una buena opción es bajar 20 km hacia el sur rumbo a Chonchi y luego enfilar hasta Cucao.
Chonchi, en la costa oriental, es un pequeño pueblo pesquero con un bonito mercado municipal y un restaurante sobre la bahía. Fue invadido por los piratas y antiguamente era un puerto de exportación de madera de ciprés, un árbol típico de Chiloé. Los colonizadores españoles llamaron a esta zona "el fin de la cristiandad", porque desde aquí los misioneros jesuitas salían a evangelizar por los islotes cercanos y la zona más austral de la Isla Grande. Los mismos jesuitas levantaron la Iglesia de San Carlos de Borroneo, en Chonchi, una de las 16 declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco.
El Museo Viviente de las Tradiciones Chonchinas, una iniciativa de los habitantes de este lugar, cuenta con exposiciones que permiten conocer de cerca cómo viven los chilotes.
Luego, hay que avanzar en dirección al occidente y bordear el lago Huillinco para llegar a la bahía de Cucao. Hasta aquí llegó Darwin en 1834 cuando desembarcó en Chiloé. Cucao sorprende con su enorme playa, solitaria, apacible y con un verde paisaje de fondo. Es un lugar ideal para galopar, hacer un picnic o pasar el día contemplando este exquisito rincón chilote.
Desde Cucao se puede acceder al Parque Nacional Chiloé, con sus ocho senderos que atraviesan la selva virgen y exuberante y donde es posible encontrarse con más de cien especies de aves, colonias de pudúes (ciervo chileno) y zorros.

Dalcahue: Artesanía chilota en Dalcahue
A sólo 20 km de Castro, en Chiloé, se puede ir por el día a recorrer el poblado de Dalcahue, que en lengua huilliche significa lugar de dalcas, es decir, de las embarcaciones originales que construían los primeros habitantes de este archipiélago. Se recomienda visitar esta localidad un domingo, cuando se celebra la Feria de Artesanía, donde participan los habitantes de todas las islas de los alrededores y amenizan cantores chilotes. Aquí se pueden encontrar los clásicos chalecos, bufandas y gorros de colorida lana, además de cestería, madera tallada, comida auténtica y dulces de la zona.
Su gran atractivo es la Iglesia de Nuestra Señora de Los Dolores recubierta de tejuelas de alerce. Levantada por los misioneros jesuitas en 1849, es uno de los 16 templos chilotes declarados Patrimonio Mundial por la Unesco. Destaca la pintura detrás de la puerta principal, donde se ve a Jesús entre los personajes mitológicos de Chiloé.
En una casa tipo palafito, se ubica el Museo Histórico Etnográfico, donde se cuenta la historia de los chonos y huilliches, las etnias originarias de Chiloé. Aquí podrás aprender sobre cómo vivían, su artesanía, sus instrumentos folclóricos, sus cerámicas y ver fotografías del siglo pasado.
Este poblado, que cuenta con hosterías y restaurantes, también es el punto de partida para cruzar hasta la Isla Quinchao, donde se ubican los pintorescos pueblos de Curaco de Vélez y Achao. En este último está la iglesia más antigua del archipiélago.

ROBINSON CRUSOE: La Isla del Tesoro chilena
La Isla Robinson Crusoe, la principal del Archipiélago Juan Fernández, compuesto además por las islas Santa Clara y Alejandro Selkirk o Más Afuera, tiene una historia pródiga en acontecimientos. Desde su descubrimiento realizado por el navegante español Juan Fernández en 1574 se convirtió en un referente de la marinería y lugar de refugio de corsarios y piratas que se reabastecían en este paraíso. En este mismo lugar fue abandonado el navegante escocés Alejandro Selkirk (en octubre de 1704) siendo rescatado cuatro años y cuatro meses después. Su historia dio origen a la novela Robinson Crusoe, de Daniel Defoe.
En la isla encontrarás un único poblado llamado San Juan Bautista con 500 habitantes y en vías de recuperación luego de ser azotado por un tsunami (2010). Es la capital de un verdadero tesoro, no sólo por el que buscan exploradores internacionales, que fue enterrado secretamente por Lord Anson a mediados del siglo XVIII, sino por uno más cercano y tangible: su gente y naturaleza. Declarado Parque Nacional y Reserva de la Biosfera por Unesco, es 61 veces más abundante que Galápagos en especies de plantas endémicas y posee trece veces más aves.
Ideal para trekking y fotografía, con grandes miradores cercanos al cerro El Yunque, principal cumbre de su ondulante geografía, también podrás gozar de la amabilidad e incontables leyendas que entrega su gente, herederos de los primeros colonos llegados hace un siglo atrás. Aquí podrás bucear en una de las áreas con mejor visibilidad de Chile, sobre los 20 metros, con abundante fauna marina y juguetones lobos marinos. Disfruta alguno de los sabrosísimos platos típicos con productos del mar como langostas (producto más famoso de Robinson Crusoe que se come en el plato llamado "perol"), cangrejos dorados y los pescados clásicos de esta isla: vidriola y breca. Los grandes paisajes naturales en medio del Pacífico harán de esta experiencia una marca en tu vida. No te arrepentirás.

Cómo llegar

EN AVIÓN
Dos compañías aéreas realizan el viaje con frecuencias semanales, demorando 1:50 minutos en cubrir la distancia desde el continente.

Mapa:

PATAGONIA: La naturaleza te espera en el confín del mundo

Han pasado casi 500 años desde que la Patagonia fue descubierta y los apelativos para describirla siguen siendo similares a las palabras que usaron los primeros exploradores y naturalistas: exótica, lejana, extensa, de belleza infinita, salvaje, indomable.

Imagínate inmerso en un lugar de 240.000 km2 de superficie, es decir, el tamaño de un país como Reino Unido, pero donde la población no supera un habitante por km2 y donde el 50% del territorio es Área Silvestre Protegida. En la Patagonia chilena eres tú y la naturaleza salvaje, donde puedes inspirarte con sus paisajes y realizar actividades como pesca con mosca, trekking, ciclismo, montañismo, rafting, kayak y cabalgatas.

Aquí te sorprenderá la inmensidad de Campos de Hielo, de donde descienden glaciares de gran belleza, la majestuosidad de sus montañas, como Torres del Paine, San Valentín y Cerro Castillo, el colorido y extensión de sus lagos como General Carrera y O'Higgins, lo caudaloso de sus ríos como el Baker, Palena y Futaleufú, la variedad de ecosistemas que van de bosques impenetrables a extensas estepas de coironales y el enorme laberinto de fiordos y canales que te espera para navegar y contemplar delfines y ballenas.

Entre tanta naturaleza, aparecen ciudades y pueblos pioneros como Coyhaique, Punta Arenas y Puerto Natales, donde se respira una historia ganadera y el estilo del gaucho de la Patagonia.



Ven a conocer montañas, fiordos, glaciares, bosques y estepas en uno de los pocos lugares del mundo que aún se encuentra inalterado: la Patagonia chilena.

PATAGONIA DE RÍOS Y LAGOS

El encanto sureño
A sólo 20 km del mar, Valdivia es una de los ciudades más movidas del sur, con su ambiente universitario, vida nocturna, restaurantes y cervecerías artesanales. En 1552 fue fundada por Pedro de Valdivia, quien le puso su nombre a la capital de la actual Región de Los Ríos. Navega por el río Calle Calle, observa a los lobos marinos en plena costanera y descubre la historia de los colonos alemanes en los museos.

A pocos kilómetros, en Niebla, Corral y la isla Mancera, puedes visitar las fortificaciones que levantaron los conquistadores españoles en el siglo 17 para defenderse de los ataques piratas.

Para disfrutar esta verde región no te pierdas el Parque Oncol, a 50 minutos de Valdivia hacia la costa: ideal para acampar, hacer canopy y trekking, hasta llegar a la cima del cerro, desde donde se puede contemplar el mar y la cordillera. Desde Osorno hacia la frontera argentina, el Parque Nacional Puyehue ofrece una de las mejores termas del sur y senderos fascinantes cerca de la frontera con Argentina.

Mientras, la ciudad de Osorno conserva las tradiciones y gastronomía de la colonos alemanes. Hacia la costa está la reserva indígena más famosa de Chile; Mapu Lahual es un remanso de paz para vivir la cultura huilliche, la comunidad que protege esta reserva.
Famosos por su belleza son los lagos Ranco, Puyehue y Rupanco, y los ríos que desaguan o salen de ellos. Ideales en verano si practicas deportes náuticos y para pescar, desde septiembre a abril.

Estos parajes también cuentan con rutas organizadas como el Sendero del Jabalí, por las cercanías de Panguipulli, la de los Siete Lagos, que llega hasta Argentina, y la Ruta de la Salud, que recorre diversos centros termales.

Puerto Montt, en tanto, es el punto de partida para recorrer el sur profundo de Chile. A pocos kilómetros hacia el norte, Puerto VarasFrutillarEnsenadaPuerto Octay rodean el inmenso lago Llanquihue. Esta zona, habitada por los indígenas huilliches, fue descubierta por Pedro de Valdivia en 1552, pero fue realmente colonizada hacia finales del siglo 19 por inmigrantes alemanes. Su influencia aún se siente en la repostería, las cecinas y la cerveza artesanal.

La gastronomía es uno de los platos fuertes de estas latitudes. No sólo por los connotados restaurantes a la orilla del lago Llanquihue, sino también por el Mercado de Angelmó, en la costanera de Puerto Montt. Aquí podrás pobrar todo tipo de mariscos, salmón y otros sabrosos pescados, en exquisitos platos marinos preparados al estilo casero en las cocinerías atendidas por sus propias dueñas.

Una tarde en las termas naturales (hay más de diez en esta zona), un paseo por los monumentales saltos del Petrohué y una vista sobrecogedora a los volcanes Osorno y Puntiagudo hacen de esta región un exquisito rincón de Chile.

Cómo llegar

EN AVIÓN
Todos los días salen aviones de Santiago a Valdivia (1 hora y 25 min), a Osorno (1 hora 35 min) y al Aeropuerto El Tepual de Puerto Montt (2 horas).
El Aeropuerto Pichoy, está a 32 km del centro de Valdivia, y el de Osorno, llamado Cañal Bajo Carlos Hott Siebert, se ubica a 7 km al oriente de la ciudad, por la ruta internacional 125.
Desde estos aeropuertos salen transfers compartidos o taxis para llegar a la ciudad o al resto de las localidades de la región.

EN BUS
Desde Santiago salen buses diarios y de varias compañías rumbo a Valdivia (12 horas), Osorno (13 horas), Puerto Varas y Puerto Montt (13 horas). Buses salen desde:
• Terminal Alameda: Av. Bernardo O'Higgins 3570, metro Universidad de Santiago. Teléfono: (56-2) 7762424
• Terminal Santiago (ex Terminal Sur): Alameda y Nicasio Retamales, a 150 m al oeste del Terminal Alameda. Teléfono: (56-2) 3761750
Lo ideal es viajar de noche para llegar temprano en la mañana. También hay buses desde Concepción, Pucón y Temuco.

EN AUTOMÓVIL
Desde Santiago, por la moderna ruta 5 sur se llega a Valdivia (841 km), Osorno (923 km), Puerto Varas (1.008 km) y Puerto Montt (1.024 km). Todas cuentan con servicio de arriendo de autos.

Mapa:

Osorno: directo a los bosques, las termas, el ski y la pesca

En Osorno, la gente, cálida y acogedora, vive de la ganadería y la agricultura. Para repasar la historia regional, una buena opción es el Museo Histórico Municipal, que abarca exposiciones sobre la cultura mapuche, los orígenes coloniales de la ciudad y la colonización alemana, todo, en un impresionante edificio neocolonial. El recorrido sigue por las calles céntricas con sus casas típicas de madera del siglo XIX, luego el centro de Artesanía de Osorno, la imponente Catedral y termina en el fuerte Reina Luisa a orillas del río Rahue.

A 25 km por la ruta internacional hacia Argentina, está el Auto Museum Moncopulli, el primero de su tipo en Chile, donde se pueden ver colecciones de autos antiguos como un Ford T del año 1920 o un Studebacker del '46.

Otra parada obligatoria es el Parque Nacional Puyehue y sus sofisticadas termas. Aquí se pueden explorar los bosques de coigüe, ulmo, tepa y mañío, observar más de cien aves, recorrer las faldas de los volcanes Puyehue y Casablanca, espectaculares saltos de agua y lagunas de origen glaciar. Y si es invierno, el lugar indicado es Antillanca, para los amantes del ski y snowboard, o para quienes quieran disfrutar de insuperables vistas nevadas. En verano, aquí se puede hacer trekking por espectaculares senderos, rapel y pesca deportiva.

Para pesca y deportes náuticos, cerca de Osorno podrás disfrutar de los lagos Ranco, Rupanco y Puyehue.


Valdivia: la capital de los ríos

En el cruce de tres grandes ríos, se asoma la ciudad austral más antigua del mundo. Valdivia fue fundada por los españoles como un fuerte en 1552, invadida por corsarios holandeses y habitada por colonos alemanes. Esta ciudad, que soportó el terremoto y maremoto de 1960, el mayor registrado en la historia de la humanidad, hoy sigue en pie, para caminarla, saborearla y disfrutarla, sobre todo de noche.

Aquí llueve casi todo el año, aunque cuando sale el sol un imperdible es navegar por el Río Calle Calle, visitar el mercado fluvial que cada mañana ofrece los mejores productos del mar y disfrutar del espectáculo de los lobos marinos en la costanera Prat. Si buscas buena gastronomía, no dejes de probar las cervezas artesanales, el jabalí, los crudos (tártaros) y los chocolates de la zona.

La historia de Valdivia se puede repasar en sus museos; todos están en la zona de la isla Teja. La casa Carlos Anwanter está junto al Calle Calle y hoy alberga el museo histórico Van de Maele, con exposiciones que recuerdan los pueblos originarios de esta zona y el proceso de colonización.

Sobre las ruinas de la ex cervecería Anwandter se levanta el Museo de Arte Contemporáneo, MAC, de arquitectura moderna. Te impresionará por su excelente programación y su ubicación a la orilla del río, con una linda vista al atardecer.

FrutillarLa joya del sur de Chile

Vicente Pérez Rosales, el fundador de Frutillar, la llamó "la joya del sur de la República", y es que esta dulce ciudad lacustre es una de las más bellas de Chile. Rodeada de bosques y praderas, en la ribera del lago Llanquihue y frente a las cumbres de los volcanes Osorno, Puntiagudo y Tronador, Frutillar ofrece una postal difícil de olvidar. Lo mejor es comprobarlo en la mañana, cuando la ciudad se vuelve aún más apacible.

Lo mejor es perderse por Frutillar, por su playa de arena negra y aguas cristalinas, por sus calles limpias, ordenadas, rodeadas de jardines de rosas y dalias y construcciones de madera en perfecto estado de conservación. Perderse sobre todo por la aromática calle Philippi, donde se concentran los restaurantes, emporios y salones de té que ofrecen los famosos strudels y kuchenes (tartas dulces) de frutilla, frambuesa y otros ricos frutos del sur. Aquí está la mejor repostería de Chile, herencia de los colonos alemanes que llegaron aquí en el silo XIX.

El Museo Colonial Alemán y su molino de época es el lugar indicado para repasar los 150 años de historia de Frutillar y revivir la llegada de las familias alemanas que fundaron toda la cuenca del lago Llanquihue.

Pero no todo es historia y comida en esta ciudad. Menos durante el verano, cuando se celebran las Semanas Musicales de Frutillar. Es la excusa perfecta para disfrutar de espectáculos de música clásica y algo de jazz en el recién estrenado Teatro del Lago, que incluye una vista panorámica al entorno.

Puerto Montt: el punto de partida hacia Chiloé y la Patagonia

Puerto Montt, situada en el seno de Reloncaví, es una ciudad portuaria que vive del cultivo del salmón, del comercio y del turismo. Aquí llegan los cruceros internacionales y salen los ferries rumbo a Chiloé y las embarcaciones que recorren los fiordos de Aysén y Magallanes. Es el punto de partida para comenzar a recorrer la Carretera Austral.

Cuando pases por aquí no te pierdas los celestiales mariscos y pescados de la caleta de Angelmó, el alma de esta ajetreada ciudad. En este mercado al aire libre, encontrarás productos marinos frescos y artesanía chilota. Es ideal para conocer las bondades del mar chileno y abastecerte de salmón ahumado, machas y locos sellados al vacío. También tiene restaurantes, algunos con vista a la Isla Tenglo y al volcán Calbuco, donde todo es preparado al instante: la paila marina, el "cancato" (guiso de pescado, chorizo, queso y tomate) y los insuperables erizos.


El recorrido sigue por la catedral construida en madera de alerce, la iglesia Jesuita, la más antigua de la ciudad (1872), la Casa del Arte Diego Rivera y el Museo Juan Pablo II, con exposiciones que resumen la historia de toda la zona. Descubre valiosos edificios de la época de la colonización alemana, como el ex banco de Llanquihue, el colegio Inmaculada Concepción, el ex club de la Unión y algunas residencias familiares.

En verano podrás disfrutar de sus playas, como Pelluco, Pelluhuin, Puntilla Tenglo y Chinquihue. Puerto Montt también posee un atractivo arqueológico. Muy cerca está Monteverde, el vestigio humano más antiguo del continente. Aquí se encontraron objetos muy bien conservados de grupos humanos que habitaron la Patagonia hace 30 mil años.

Puerto Octay:
El encanto de Puerto Octay, reflejo de la colonización alemana

Puerto Octay sorprende con su arquitectura patrimonial y con caminatas a la orilla del lago, en medio de una vegetación exuberante con volcanes y cascadas.

El pintoresco Puerto Octay es uno de los pueblos menos visitados y con más encanto de la cuenca del lago Llanquihue. Emplazado en la ribera norte, antiguamente era un importante puerto lacustre. Hoy, suspendido en el tiempo, es totalmente apacible, silencioso, construido sobre una ladera que domina el lago y con sus casas de estilo alemán, muchas convertidas en hospedajes. Son los vestigios de los inmigrantes alemanes que llegaron a principios del siglo XIX y que fundaron esta localidad.

De esta época data también el famoso almacén de Cristino Ochs, que según cuentan en el pueblo le dio el nombre a esta localidad. "Donde Ochs hay", aludía a las bien dotadas estanterías del negocio, y fue así como en 1859 se cambió el nombre original de Puerto Muñoz Gamero por Puerto Octay.

La parroquia San Agustín, la casa Wulf número 2 y el hotel Hasse son visitas obligadas. También la casa Niklittschek, que alberga el museo El Colono de Octay, donde se cuenta la historia de esta zona. Estas construcciones tan bien conservadas hicieron que Puerto Octay fuese declarado "zona típica" de Chile.

Cae la tarde y es hora de deleitarse con la fábrica de chocolates y la casa del queso en la plaza y disfrutar de las "onces alemanas".


Puerto Varas: el destino turístico "top" del sur

A solo 21 kilómetros de Puerto Montt y en la ribera del lago Llanquihue, Puerto Varas es conocida como "la ciudad de las rosas", por la gran cantidad de este tipo de flores que adornan sus calles. Lo mejor es caminarla, de punta a punta, recorriendo sus casas, de inconfundible arquitectura germana, sus modernos barrios residenciales con bellos jardines y visitando la impresionante y colorida Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, otra razón para enamorarse de esta ciudad, fundada en 1853 por colonos alemanes y suizos que llegaron a poblar el sur de Chile.

Pintoresca y equipada, Puerto Varas ofrece hoteles boutiques, lodges y acogedoras hosterías. Cuenta con casino y una amplia oferta gastronómica, en la que destacan las cervezas artesanales, las carnes y los lomitos (típico sándwich chileno de carne de cerdo). Para comprar, hay que darse una vuelta por sus tiendas de artesanía, tejidos sureños, productos gourmet y aromáticas chocolaterías. De noche, la ciudad despierta en sus bares, pubs y en el casino.

La mejor postal de Puerto Varas está en su costanera. Desde aquí se pueden admirar en plenitud el volcán Osorno y el volcán Calbuco, que se imponen sobre el lago Llanquihue, de azul intenso, siempre cristalino y que por las mañanas es casi un espejo.


Los deportes al aire libre son bienvenidos en esta naturaleza de ensueño, el sitio ideal para practicar kayak, pesca, escaladas, trekking e incluso ski en el centro invernal Antillanca y centro de ski & outdoors Volcán Osorno. Si prefieres las playas, se recomienda la Niklitschek, que cuenta con infraestructura y camping. Un paseo al parque Philippi te conectará con la hermosa vegetación de la zona y podrás llegar hasta su cima, donde está la gran cruz que se ilumina de noche.

Un imperdible es visitar los impresionantes saltos del Petrohué y llegar hasta el lago Todos Los Santos, de aguas color esmeralda y rodeado de escarpados bosques llenos de vegetación.

Algunos tours por realizar:

COCHAMÓ:
Escalada y trekking en Cochamó, en plena naturaleza
A 138 km de Puerto Montt, el valle de Cochamó comenzó a sonar hace poco. Bienvenidos a una naturaleza casi intocada. Sus enmarañados bosques de 20 mil hectáreas, sus montañas de granito, senderos de trekking, junto a los cóndores y pumas que lo habitan, ya son un secreto a voces. ¿Un consejo? Conviene visitarlo ahora que los turistas aún son escasos.

El poblado de Cochamó es sólo una larga calle donde se encuentran sencillos hospedajes que ofrecen desayunos sureños y que aparecen en medio de una vegetación de intenso verde. Su pintoresca iglesia de alerce y estilo chilote data de 1906 y guarda una leyenda: si un jote (ave chilena) se para en la punta de la cruz y extiende sus alas, anuncia la muerte de tres personas del pueblo.

Aquí se pueden contratar cabalgatas guiadas, circuitos en barco y salidas en kayak. El camino de acceso al valle es el mismo que recorrían los bueyes que iban y venían con mercadería entre Chile y Argentina, por el paso León. Cerro arriba hay sitios de camping y uno que otro refugio donde alojar y recobrar energías bebiendo un reparador mate, para luego seguir caminando entre alerces y robles, cruzando un paisaje tan solitario como estremecedor.

Cochamó es la puerta de entrada al norte de la Patagonia y es también el paraíso de la escalada. Sus cumbres de granito tienen paredes con distintas dificultades, desde 20 a 1.000 metros, tan altas como las del famoso parque Yosemite en Estados Unidos.

HUILO HUILO:
Huilo Huilo, bosques y cascadas
Una de las características únicas de la Reserva Huilo Huilo, famosa por sus exuberantes cascadas de más de 50 metros de altura, es su bosque húmedo que alberga una enorme variedad de flora y fauna endémica, únicas en el mundo, repartidas a lo largo de más de 250 km de caminos que bordean lagunas, ríos y playas vírgenes.

Huilo Huilo es un destino que puede satisfacer hasta al más exigente de los viajeros. Aquí puedes descansar y relajarte con solo mirar los paisajes, sacar fotos y leer un buen libro junto a la chimenea de uno de los lodges o hoteles que hay en la zona. También puedes disfrutar de una amplísima variedad de actividades que van desde hacer canopy a 80 metros de altura hasta practicar snowboard en pleno verano.

Y es que Huilo Huilo es una especie de parque de diversiones outdoor que está abierto todo el año. Las lluvias invernales no son impedimento para realizar actividades como el famoso trekking a "la piedra del encanto", que consta de dos horas de subida hasta obtener una increíble panorámica de los volcanes Villarrica, Mocho-Choshuenco, Lanín y el lago Pirihueico. Además, se pueden practicar deportes náuticos, pesca deportiva, hacer cabalgatas o paseos en bicicleta por los alrededores.

PARQUE NACIONAL VICENTE PÉREZ ROSALES:
Un parque nacional de postal
A 50 km de Puerto Varas y fundado en 1926, el Parque Nacional Pérez Rosales fue el primer parque de Chile, aunque mucho tiempo antes era recorrido por los araucanos y los misioneros jesuitas, siguiendo la ruta trasandina hasta cruzar la frontera. Lleva el nombre de Vicente Pérez Rosales, el fundador de las ciudades de la cuenca del Llanquihue durante la colonización alemana.

Sus grandes atractivos son el Lago Todos los Santos y la cumbre nevada del Volcán Osorno. Desde aquí también se puede ver el inconfundible Volcán Puntiagudo (2.493 metros), que se cierne al norte, y el Monte Tronador (3.491 metros), que marca la frontera con Argentina. Desde la cota más alta se distingue con claridad el camino que siguió la lava hasta llegar a los ríos, lagos y caídas de aguas que pueblan este verdadero paraíso natural.
La joya de este parque son los saltos del Petrohué, que forman una torrencial y espumosa cascada a través de un cañón de roca volcánica excavado por la lava. Lo mejor es admirarlo de cerca, contratando uno de los circuitos en jet boat. Un espectáculo excepcional.

Aquí se puede hacer trekking por senderos como el de Los Enamorados, el Velo de la Novia, Rincón de Osorno y Desolación. En invierno se puede hacer trekking en la nieve. También montañismo, escalada, paseos en bicicleta, kayak de río, barranquismo, pesca recreativa y observación de avifauna como pudúes, pumas y quiques, además de recorrer bosques de canelos, olivillos, arrayanes, ulmos, pitras y coigües.

PATAGONIA AYSÉN

Descubre la Patagonia verde e indomable
La Patagonia de Aysén tiene dos características que difieren del resto de la Patagonia: sus bosques impenetrables, tapizados de verde, musgo, líquenes y la abundancia de agua en todos sus formatos, donde lagos, ríos, cascadas, glaciares, fiordos e incluso nubes son los componenetes esenciales de un paisaje que inmediatamente le cautivarán.

Gracias a la gran cantidad de ríos y lagos, la pesca con mosca es una de las actividades principales de este destino. Usted puede poner a prueba su paciencia y habilidad por los ríos Simpson y  Baker, que se cuentan entre los mejores ríos para la pesca.  O cerca de los lagos como el  General Carrera , usted puede elegir de acuerdo a su gusto y presupuesto entre los lodges de pescas existentes.

 Además puede descubrir los 1.240 km de la Carretera Austral, desde  Puerto Montt hasta  Villa O'Higgins ruta de incorporación de la Patagonia, en coche, o si le gusta la aventura puede viajar en bicicleta.  Una oportunidad única para encantarse de los paisajes y  pueblos, una caminata por los parques nacionales, o hacer un viaje en balsa por los ríos ricos en agua, y relajarse en la zona rodeada de Termas, fiordos y bosques.

Déjese inspirar por las aguas turquesas del lago General Carrera, el segundo más grande de América, donde puedes en barco o en kayak explorar los túneles y cuevas que fueron excavados por el agua en la roca de mármol.
O bien, puede navegar si lo prefiere. En barco por los fiordos hasta la laguna San Rafael y sus glaciares,  que fueron declarados Reserva de la Biósfera de la Unesco. El deslizamiento ruidoso de enormes bloques de hielo que nunca olvidarás, como es común en la Patagonia puede brindar con un whisky que se enfría con hielos milenarios del Glaciar San Rafael.

Cómo llegar

EN AVIÓN
Desde Santiago hay vuelos diariosa 55 km al sur-este de Coyhaique, en el denominado aeropuerto Balmaceda (3 horas de vuelo).  También hay vuelos desde y hacia Concepción, Temuco, Puerto Montt y Punta Arenas.

EN AUTOMÓVIL
A lo largo  de la Carretera Austral,  en algunos tramos se requiere navegación de los fiordos através de transbordadores. Otra opción es  la ruta 40 através de Argentina en los puestos fronterizos de Futaleufú, Coyhaique Alto, Paso Huemules (Balmaceda) y Chile Chico.

EN BARCO
Desde Puerto Montt  se puede navegar hasta 81 km de Coyhaique en Puerto Chacabuco, principal puerto de la región de Aysén. El viaje dura 24 horas aproximadamente en barcazas adecuadas para personas y vehículos. Algunas compañías marítimas ofrecen la ruta Puerto Montt, Laguna San Rafael, Puerto Chacabuco.

Mapa:

Carretera AustralLa ruta escénica de la Patagonia

La Carretera Austral se ha consolidado a nivel mundial como una de las mejores rutas escénicas para visitar. Puedes hacerlo en auto o en bicicleta. Es cierto, la mayor parte es de ripio, tiene muchas curvas, el clima es impredecible, pero que nada de esto te detenga, porque la recompensa es grande: sin exagerar, cada kilómetro tiene algún lugar digno de ser fotografiado. En total son mil 200 km desde Puerto Montt hasta Villa O'Higgins, que van serpenteando por bosques, ríos, cascadas, lagos, fiordos, montañas y glaciares.

Aquí podrás hacer rafting en el caudaloso río Futaleufú, elegido entre los tres mejores del mundo para esta disciplina. Fotografiar el impresionante glaciar colgante del Parque Nacional Queulat. Hacer un trekking en Cerro Castillo (2.320 m), que gracias a sus formas antojadizas parece un verdadero castillo de roca y hielo. Navegar en el lago General Carrera, donde el agua ha labrado cavidades y grutas en el mármol. Hacer pesca con mosca en el río Baker, el más caudaloso de Chile. O conducir hasta el final de esta carretera encantándote con los paisajes de Villa O'Higgins.

No importa cuántas veces la visites, porque la Carretera Austral siempre sabe reinventarse y sorprender.

Destacados:
La Carretera Austral permite acceder a los hitos más importantes de la Patagonia Norte, como Parque Pumalín, Puyuhuapi, Parque Nacional Queulat, Coyhaique, Futaleufú y Palena. Una ruta que debes recorrer, ya sea en auto o bicicleta.

Parque Pumalín: Reserva privada con senderos, señalización y diversas opciones de alojamiento. A su sector norte se puede acceder solo navegando por los fiordos en kayak y otras embarcaciones. Existen agencias que organizan tours y excursiones por tierra en su sector sur.

Puyuhuapi: Hermosa caleta en el fiordo Aysén, punto de partida de excursiones al Parque Nacional Queulat y vistas al ventisquero colgante. Alojamiento, termas de lujo, pesca, trekking y cabalgatas.

Parque Nacional Queulat: Lugar favorito para fotógrafos de naturaleza y viajeros, gracias a su accesibilidad y belleza escénica.

Futaleufú: Río famoso mundialmente por sus excelentes condiciones para practicar rafting. Destaca el cañón del Infierno, por sus rápidos clase 5. También, el Valle de los Reyes, ideal para pesca con mosca. Se puede acceder desde Argentina por el paso fronterizo Futaleufú.

Lagos Espolón y Loncolao: espectacular paisaje donde las montañas se reflejan en las aguas, hay cabañas y sitios para camping.

Río Palena: Destaca por su belleza y condiciones para la pesca con mosca y practicar kayaking. Alojamiento y opciones de agroturismo.

Laguna San Rafael: Reserva Mundial de la Biósfera, el imponente glaciar San Rafael atrae a miles de turistas que llegan por mar a contemplar la belleza de sus masas de hielo.

Cerro Castillo: Una de las montañas más características y llamativas por su singular forma y belleza. Cuenta con uno de los mejores senderos de trekking de la zona.

Lago General Carrera: El más grande de Chile, impacta por sus aguas color turquesa y su entorno de naturaleza intocada. Destaca el Santuario de la Naturaleza Capilla de Mármol. Hay lodges de pesca en sus alrededores.

Río Baker: Es el río más caudaloso de Chile y reconocido como uno de los mejores lugares para la pesca con mosca. Hay lodges de pesca en sus alrededores.

Caleta Tortel: en la desembocadura del río más caudaloso de Chile, el Baker, en esta pequeña aldea costera en vez de calles hay solo pasarelas de madera de ciprés de las Guaitecas y destaca su arquitectura en "palafitos", casas de madera construidas en el agua sobre pilotes, característica de la zona de Chiloé.

Villa O'Higgins: Es la puerta de entrada a Campos de Hielo Sur y marca el término de la Carretera Austral.

Campos de HieloCara a cara con los gigantes de hielo

En la Patagonia puedes encontrar la tercera mayor extensión de hielos continentales del mundo tras la Antártica y Groenlandia: Campos de Hielo Norte y Sur. Con una superficie de 21 mil km² de hielos, te impresionarás por su imponente y milenaria presencia.

De Campo de Hielo Norte se desprenden los famosos glaciares San Rafael en el Parque Nacional Laguna San Rafael, glaciar Exploradores y Leones. En Campo de Hielo Sur sobresalen los glaciares Pío XI, en el interior del Parque Nacional Bernardo O'Higgins y el mayor del hemisferio sur fuera de la Antártida, de mil 265 km², el glaciar O'Higgins, ubicado en el lago del mismo nombre, donde termina la Carretera Austral, y los glaciares Tyndall y Grey, que puedes ver en el Parque Nacional Torres del Paine, el último dividido en dos frentes por medio de una isla que permite adentrarse caminando y contemplar el hielo en todo su esplendor.

¿Por qué tienes que conocer cara a cara a estos gigantes? Simplemente porque son asombrosas construcciones naturales: las formas irregulares, los colores que van del transparente, al blanco y el azulado y los sonidos estremecedores cuando se desprende un trozo de hielo.
El trekking por el lugar es un paseo infaltable, que incluso te permitirá caminar sobre su irregular superficie. Navega y observa de cerca los témpanos que flotan olvidados y silenciosos en lagos y mares. Y, finalmente, antes de irte, no dejes de probar un whisky con un trocito de estos hielos milenarios.

Coyhaique: Encántate con el frío más acogedor

Coyhaique, capital de la región de Aysén es una verdadera burbuja dentro de Chile: hábitos, paisajes, construcciones y habitantes, todos parecen sacados de una postal que permanece a la espera de ser descubierta.

Para coyhaiquinos hay un hito que es punto de referencia dentro de su pequeña ciudad, de alrededor de 42 mil habitantes: el cerro Mackay. Enorme y majestuoso, sirve para dar indicaciones, para orientarse o, simplemente, para observar cómo parece venirse encima de la ciudad a la cual protege. En sus enormes paredes rocosas puedes practicar escalada o hacer un trekking hasta su cima con imponentes vistas a Coyhaique, las montañas nevadas y el río Simpson.

Este río es conocido por su fabulosa pesca con mosca, podrás hospedarte en lodges que quedan muy cerca de la ciudad. No olvides acercarte a la costanera donde tendrás una vista privilegiada a este río y el cerro. ¡La postal clásica de este lugar!

Asómbrate con la diferencia de ecosistemas a escasas distancias. Desde Coyhaique hacia la costa, por el camino que lleva a Puerto Aysén y Puerto Chacabuco, basta avanzar unos 20 km para encontrar el bosque siempreverde. O desde Coyhaique hacia el oriente, hacia el sector de Coyhaique Alto, encontrarás extensas estepas donde se pasea el majestuoso cóndor.

Son los mismos habitantes de carácter cálido que lidian con inviernos fríos los que mantienen viva la identidad de la ciudad. Reflejo de esto es la feria artesanal de la Plaza de Armas. En sus puestos encontrarás productos fabricados a mano en materiales como maderas nativas, cuero, piedra y lana. Esta última tiene un lugar privilegiado en la Patagonia gracias a la presencia de enormes estancias ovejeras.

PATAGONIA MAGALLANES:
Vive la magia de llegar al fin del mundo
Aún existen lugares en la Tierra donde puedes observar en 360° y encontrarte solo tú y la naturaleza. En la Patagonia Sur podrás realizar trekking, birdwatching, kayak, montañismo, escalada, caminatas en hielo, ciclismo, cabalgatas, observar ballenas y un sinfín de actividades orientadas a viajeros inquietos como tú.
La alta latitud en que se encuentran estas tierras permite una luz diferente, repleta de contrastes, colores y formas. Ven a sorprenderte con los amaneceres y atardeceres en el Parque Nacional Torres del Paine, donde las montañas se tiñen de rojo y podrás observar de cerca cóndores, zorros, guanacos, ñandúes y pumas. No dejes de hacer trekking en alguno de sus senderos, que son los más apetecidos de la Patagonia. Travesía a pie que debes complementar en el circuito Dientes de Navarino, el trekking más austral del mundo, ubicado en la mítica Tierra del Fuego.
Navega por los fiordos, canales y por el Estrecho de Magallanes, disfrutando la presencia imponente y milenaria de cientos de glaciares. Aquí también podrás ver enormes colonias de pingüinos, y navegar cerca de delfines, orcas y ballenas jorobadas. En el Parque Marino Francisco Coloane se reúnen más de cien de estas ballenas, siendo el único sitio del hemisferio sur donde se alimentan fuera del continente blanco.
Llega hasta el Cabo de Hornos, el punto más austral del continente, o sigue más allá hasta llegar a la Antártica, un tesoro científico y ecológico que no puedes dejar de visitar.

Cómo llegar

EN AVIÓN
A Punta Arenas: el aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo recibe vuelos diarios de Santiago (4 horas y 15 min, según escalas) y de Puerto Montt.
A Puerto Williams: desde Punta Arenas frecuencias diarias (1 hora y 15 min).
A Porvenir (Tierra del Fuego): vuelos diarios desde Punta Arenas (15 min).
A Antártica Chilena: desde Punta Arenas a la base Presidente Frei, en la isla San Jorge (4 horas). Frecuencias sujetas a condiciones del clima.

EN AUTOMÓVIL
A Punta Arenas y otros lugares de la Patagonia Sur se puede acceder por Argentina, a través de cinco pasos fronterizos. Existen empresas de transporte regular terrestre que realizan el tramo Osorno-Punta Arenas, con un tiempo de viaje de 36 horas aproximadamente atravesando el territorio argentino.
A Puerto Natales: por la ruta 9 norte, a 241 km al noroeste de Punta Arenas. Desde esta ciudad hay transporte de buses, alquiler de autos y tranfers (4 horas aproximadamente). También, desde Argentina por los pasos fronterizos.

Mapa:

AntárticaLa magia del continente blanco

La Antártica chilena se ubica a mil 250 km al sur de Punta Arenas (990 km del extremo sur del Chile continental) y abarca una superficie de un millón 250 mil km². El turismo se ha consolidado mediante viajes programados ya sea por navegaciones que incluyen Puerto Williams, Cabo de Hornos y el Mar de Drake, o bien en forma aérea desde Punta Arenas, con la opción de combinar con un crucero para recorrer los principales atractivos antárticos. El vuelo cruzando el mar de Drake toma poco menos de dos horas, aterrizando en la Base Frei en la Isla Rey Jorge (Islas Shetland del Sur).

A un costado de la Base Frei conocerás Villa Las Estrellas, el poblado chileno en la Antártica, donde tu visita no pasará desapercibida. Este reducto chileno tiene como máximo 150 personas viviendo en temporada estival. Aquí los niños van a la escuela, hay un hospital, banco, supermercado, oficina de correos, iglesia, biblioteca pública, teléfono público, estación de radio FM y TV abierta.

Podrás también visitar Bellingshausen, base rusa muy cercana a la chilena, donde podrás saber algo del trabajo científico que se hace en Antártica, en campos tales como la glaciología o estudios más recientes relativos a las auroras polares.

Si ya quieres alejarte de los humanos, maravíllate con este verdadero tesoro ecológico que reúne ballenas, orcas, focas de Wedell, pingüinos (papúa, adelia, antártico, rey y emperador), elefantes marinos, lobo fino antártico y aves como el albatros, petrel y paloma antártica.
Un tesoro científico y ecológico que encanta por igual a científicos, exploradores y viajeros.

Estrecho de Magallanes:

Los relatos de los valientes que habitan y habitaron Magallanes cobran vida en Fuerte Bulnes, reconstrucción histórica del fortín en donde Chile estableció el primer poblado patagónico y tomó posesión del estrecho y tierras aledañas en 1843. Cerca de ahí encontrarás la localidad llamada Puerto Hambre, donde los conquistadores españoles quisieron establecer infructuosamente un asentamiento.

Si quieres compañía, viaja a conocer la rica avifauna de Isla Magdalena (Monumento Natural, ubicado dentro del Estrecho de Magallanes a 31 km de Punta Arenas), donde habita la mayor colonia de pingüinos de Magallanes en Chile y que se dejan ver de octubre a marzo. Navega en el único sitio del hemisferio sur donde se alimentan ballenas jorobadas fuera de la Antártica: el Parque Marino Francisco Coloane.

Ilumínate con el centenario faro San Isidro, uno de los 8 bastiones que impide el naufragio y orienta a los navegantes del estrecho. El lugar cuenta con una cómoda hostería desde la cual puedes iniciar ascensos al cercano Monte Tarn, descrito por el aventurero y científico Charles Darwin. Navega en kayak, también desde San Isidro, por las costas donde hace años trabajaban los balleneros, que hoy se han retirado de estas aguas donde rige la moratoria de caza.

Pon a prueba tus zapatos de trekking por los senderos de la Península de Brunswick hasta el cabo Froward, cuyo extremo marca el último punto del continente americano. En sus alturas se alza la Cruz de los Mares, a la que se accede en una caminata de 42 kilómetros entre playas, bosques, turberas y solitarios paisajes montañosos.

Punta ArenasAventura y tradición a orillas del Estrecho de Magallanes

Comienza tu aventura desde la ciudad puerto de Punta Arenas, base ideal para excursiones al Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego.

Recorre sus calles y parte cumpliendo la tradición: toca o besa el pie del indio aónikenk del monumento a Magallanes, ubicado en la Plaza de Armas Muñoz Gamero. Dicen que si lo haces regresarás a la Patagonia.

Conoce el Museo Regional de Magallanes y tómate un café en el subterráneo que antes era espacio de los sirvientes de este verdadero palacio "art nouveau", revisando la muestra artística y la colección de objetos y muebles de época de la casa que encargó construir el empresario Mauricio Braun en 1903, usando sólo madera del viejo mundo.

Para conocer una belleza de un tinte más melancólico, puedes recorrer los silenciosos caminos del Cementerio Municipal, uno de los más hermosos de Sudamérica. Sus cipreses finamente arreglados, los mausoleos, jardines y las extravagantes tumbas de personajes como José Menéndez, barón del imperio ovejero de los pasados siglos, se mezclan con los recuerdos de esforzados inmigrantes y marineros que hicieron de Magallanes el destino final de sus vidas.

¿Quieres gastar bien tu dinero? Punta Arenas es una Zona Franca donde existe comercio de productos libre de impuestos. Si quieres llevar regalos o necesitas elementos para tu viaje, puedes recorrer el predio de 13 hectáreas que comprende esta Zofri (Zona Franca).


Tierra del fuegoVive la experiencia de llegar al fin del mundo

Lo que Hernando de Magallanes descubrió y bautizó, en honor a las fogatas de los indígenas selk'nam, como Tierra del Fuego, puedes conocerlo navegando.
Mira atento las empinadas laderas, más arriba de las llanuras donde los guanacos y caballos salvajes corren libres, y verás a solitarios cóndores planeando sobre la Cordillera de Darwin.

Conoce la historia de los antiguos habitantes y de los colonos que apostaron por trabajar en este extremo del planeta visitando Porvenir y su Museo Fernando Cordero Rusque, que contiene interesantes muestras de fauna fueguina, arqueología y antropología, y relatos de la historia de la explotación de oro en este rincón de Chile. Destaca su mundialmente reconocida muestra fotográfica de los selk'nam.

¿Quieres un premio por caminar? Lago Fagnano y lago Deseado son buenos descansos para las caminatas que se realizan en estos lindes vírgenes y ofrecen impresionantes piezas para los amantes de la pesca con mosca.

Los tours por estancias y antiguas instalaciones que aún existen en los alrededores te darán una idea de la vida en este extremo del planeta.

Cruceros a Puerto Williams y Cabo de Hornos se internan en los canales y fiordos fueguinos, recorriendo espectaculares parajes, muchas veces navegando entre témpanos de hielo.

Puerto Williams, en la isla Navarino, es el poblado más austral del mundo. Visita el museo Padre Martin Gusinde que retrata la vida de los yámanas, pueblo originario de Tierra del Fuego.

En Cabo de Hornos, un imperdible es realizar el circuito Dientes de Navarino, el trekking más austral del mundo.

Parque Nacional Torres del Paine:

El principal atractivo de este Parque Nacional, Reserva de la Biosfera, son sus famosas montañas, que de seguro has visto retratadas en cientos de postales. Pero también te sorprenderás con sus circuitos de trekking que atraviesan bosques, cerros, saltos de agua y lagos, con vistas privilegiadas del manto blanco de Campo de Hielo Sur.

Disfruta las 17 horas de luz que te acompañan en el verano y no te pierdas el amanecer, cuando los cuernos del macizo Torres del Paine se tiñen desde el morado al rojo. Navega por el lago Grey hasta el frente del glaciar del mismo nombre, admirando esta mole de hielo, o rema en kayak entre enormes témpanos de colores azulados y blancos.

Si bien los mejores paisajes son los que requieren el mayor esfuerzo para llegar, también puedes conocer gran parte de sus principales hitos en auto, ya que en el parque existen 97 km de caminos que recorren paisajes que van desde la estepa hasta los bosques. Opción perfecta para combinar con caminatas cortas y un buen descanso en su variada oferta de alojamientos, que va desde hoteles 5 estrellas y excelentes refugios hasta muy cómodos campings. Incluso puedes optar por el "glamping", acampar al aire libre, pero con las comodidades y detalles de un buen hotel.

La posibilidad de fotografiar de cerca animales es otro de los grandes atractivos de este parque. La fauna, al no sentirse amenazada por el ser humano, no huye ante su presencia, lo que te permitirá hacer tomas a escasos metros de distancia de guanacos, ñandúes, zorros, huemules y, con mucha suerte, pumas.

Puerto NatalesSiente cómo se vive en la Patagonia

Ubicado a las orillas del canal Señoret, Puerto Natales fue centro del esplendor ganadero de principios del siglo 20 y durante años no era más que un lugar de paso para las expediciones al Parque Nacional Torres del Paine. Hoy el panorama es muy diferente y te asombrará encontrarte con viajeros de todo el mundo disfrutando de un sinfín de actividades al aire libre, aventuras y excursiones que se complementan con el encanto de este pequeño centro urbano donde abundan la buena gastronomía y una hotelería de excelente nivel.

Recorre sus coloridas veredas que ofrecen de todo para el turista: ropa y productos para deportes outdoors, paseos en kayak, arriendo de bicicletas y numerosas tiendas de souvenirs. Camina por su ventosa costanera a orillas del canal Señoret, donde podrás ver cisnes de cuello negro y deleitarte con impresionantes atardeceres de cielos rojizos.

A solo 24 km de la ciudad se encuentra la Cueva del Milodón, que impresiona por sus dimensiones y su historia. El interés científico del lugar está dado por el hallazgo, en 1896, de piel, huesos y otros restos de un animal extinto, el milodón, un enorme herbívoro, pariente del perezoso, que se extinguió hace más de 10 mil años.

Navega por el fiordo Última Esperanza, puerta de entrada al Parque Nacional Bernardo O'Higgins, donde podrás conocer los glaciares Balmaceda y Serrano. Una buena idea es subirte a un zodiac y navegar río arriba el Serrano, una forma diferente de acceder al Parque Nacional Torres del Paine.

Si quieres disfrutar de una vista aún más impresionante de Puerto Natales, sube el cerro Dorotea, de 800 m, desde donde puedes observar la ciudad, el fiordo, los cordones montañosos y la estepa patagónica que se extiende hacia Argentina. Si tienes suerte, en la cumbre podrás ver el vuelo majestuoso del cóndor, que anida en las paredes verticales del cerro.