Han pasado casi 500 años desde que la Patagonia fue descubierta y los apelativos para describirla siguen siendo similares a las palabras que usaron los primeros exploradores y naturalistas: exótica, lejana, extensa, de belleza infinita, salvaje, indomable.
Imagínate inmerso en un lugar de 240.000 km2 de superficie, es decir, el tamaño de un país como Reino Unido, pero donde la población no supera un habitante por km2 y donde el 50% del territorio es Área Silvestre Protegida. En la Patagonia chilena eres tú y la naturaleza salvaje, donde puedes inspirarte con sus paisajes y realizar actividades como pesca con mosca, trekking, ciclismo, montañismo, rafting, kayak y cabalgatas.
Aquí te sorprenderá la inmensidad de Campos de Hielo, de donde descienden glaciares de gran belleza, la majestuosidad de sus montañas, como Torres del Paine, San Valentín y Cerro Castillo, el colorido y extensión de sus lagos como General Carrera y O'Higgins, lo caudaloso de sus ríos como el Baker, Palena y Futaleufú, la variedad de ecosistemas que van de bosques impenetrables a extensas estepas de coironales y el enorme laberinto de fiordos y canales que te espera para navegar y contemplar delfines y ballenas.
Entre tanta naturaleza, aparecen ciudades y pueblos pioneros como Coyhaique, Punta Arenas y Puerto Natales, donde se respira una historia ganadera y el estilo del gaucho de la Patagonia.
Ven a conocer montañas, fiordos, glaciares, bosques y estepas en uno de los pocos lugares del mundo que aún se encuentra inalterado: la Patagonia chilena.
PATAGONIA DE RÍOS Y LAGOS
El encanto sureño
A sólo 20 km del mar, Valdivia es una de los ciudades más movidas del sur, con su ambiente universitario, vida nocturna, restaurantes y cervecerías artesanales. En 1552 fue fundada por Pedro de Valdivia, quien le puso su nombre a la capital de la actual Región de Los Ríos. Navega por el río Calle Calle, observa a los lobos marinos en plena costanera y descubre la historia de los colonos alemanes en los museos.
A pocos kilómetros, en Niebla, Corral y la isla Mancera, puedes visitar las fortificaciones que levantaron los conquistadores españoles en el siglo 17 para defenderse de los ataques piratas.
Para disfrutar esta verde región no te pierdas el Parque Oncol, a 50 minutos de Valdivia hacia la costa: ideal para acampar, hacer canopy y trekking, hasta llegar a la cima del cerro, desde donde se puede contemplar el mar y la cordillera. Desde Osorno hacia la frontera argentina, el Parque Nacional Puyehue ofrece una de las mejores termas del sur y senderos fascinantes cerca de la frontera con Argentina.
Mientras, la ciudad de Osorno conserva las tradiciones y gastronomía de la colonos alemanes. Hacia la costa está la reserva indígena más famosa de Chile; Mapu Lahual es un remanso de paz para vivir la cultura huilliche, la comunidad que protege esta reserva.
Famosos por su belleza son los lagos Ranco, Puyehue y Rupanco, y los ríos que desaguan o salen de ellos. Ideales en verano si practicas deportes náuticos y para pescar, desde septiembre a abril.
Estos parajes también cuentan con rutas organizadas como el Sendero del Jabalí, por las cercanías de Panguipulli, la de los Siete Lagos, que llega hasta Argentina, y la Ruta de la Salud, que recorre diversos centros termales.
Puerto Montt, en tanto, es el punto de partida para recorrer el sur profundo de Chile. A pocos kilómetros hacia el norte, Puerto Varas, Frutillar, Ensenada y Puerto Octay rodean el inmenso lago Llanquihue. Esta zona, habitada por los indígenas huilliches, fue descubierta por Pedro de Valdivia en 1552, pero fue realmente colonizada hacia finales del siglo 19 por inmigrantes alemanes. Su influencia aún se siente en la repostería, las cecinas y la cerveza artesanal.
La gastronomía es uno de los platos fuertes de estas latitudes. No sólo por los connotados restaurantes a la orilla del lago Llanquihue, sino también por el Mercado de Angelmó, en la costanera de Puerto Montt. Aquí podrás pobrar todo tipo de mariscos, salmón y otros sabrosos pescados, en exquisitos platos marinos preparados al estilo casero en las cocinerías atendidas por sus propias dueñas.
Una tarde en las termas naturales (hay más de diez en esta zona), un paseo por los monumentales saltos del Petrohué y una vista sobrecogedora a los volcanes Osorno y Puntiagudo hacen de esta región un exquisito rincón de Chile.
Cómo llegar
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Mapa:
Osorno: directo a los bosques, las termas, el ski y la pesca
En Osorno, la gente, cálida y acogedora, vive de la ganadería y la agricultura. Para repasar la historia regional, una buena opción es el Museo Histórico Municipal, que abarca exposiciones sobre la cultura mapuche, los orígenes coloniales de la ciudad y la colonización alemana, todo, en un impresionante edificio neocolonial. El recorrido sigue por las calles céntricas con sus casas típicas de madera del siglo XIX, luego el centro de Artesanía de Osorno, la imponente Catedral y termina en el fuerte Reina Luisa a orillas del río Rahue.
A 25 km por la ruta internacional hacia Argentina, está el Auto Museum Moncopulli, el primero de su tipo en Chile, donde se pueden ver colecciones de autos antiguos como un Ford T del año 1920 o un Studebacker del '46.
Otra parada obligatoria es el Parque Nacional Puyehue y sus sofisticadas termas. Aquí se pueden explorar los bosques de coigüe, ulmo, tepa y mañío, observar más de cien aves, recorrer las faldas de los volcanes Puyehue y Casablanca, espectaculares saltos de agua y lagunas de origen glaciar. Y si es invierno, el lugar indicado es Antillanca, para los amantes del ski y snowboard, o para quienes quieran disfrutar de insuperables vistas nevadas. En verano, aquí se puede hacer trekking por espectaculares senderos, rapel y pesca deportiva.
Para pesca y deportes náuticos, cerca de Osorno podrás disfrutar de los lagos Ranco, Rupanco y Puyehue.
Valdivia: la capital de los ríos
En el cruce de tres grandes ríos, se asoma la ciudad austral más antigua del mundo. Valdivia fue fundada por los españoles como un fuerte en 1552, invadida por corsarios holandeses y habitada por colonos alemanes. Esta ciudad, que soportó el terremoto y maremoto de 1960, el mayor registrado en la historia de la humanidad, hoy sigue en pie, para caminarla, saborearla y disfrutarla, sobre todo de noche.
Aquí llueve casi todo el año, aunque cuando sale el sol un imperdible es navegar por el Río Calle Calle, visitar el mercado fluvial que cada mañana ofrece los mejores productos del mar y disfrutar del espectáculo de los lobos marinos en la costanera Prat. Si buscas buena gastronomía, no dejes de probar las cervezas artesanales, el jabalí, los crudos (tártaros) y los chocolates de la zona.
La historia de Valdivia se puede repasar en sus museos; todos están en la zona de la isla Teja. La casa Carlos Anwanter está junto al Calle Calle y hoy alberga el museo histórico Van de Maele, con exposiciones que recuerdan los pueblos originarios de esta zona y el proceso de colonización.
Sobre las ruinas de la ex cervecería Anwandter se levanta el Museo de Arte Contemporáneo, MAC, de arquitectura moderna. Te impresionará por su excelente programación y su ubicación a la orilla del río, con una linda vista al atardecer.
Frutillar: La joya del sur de Chile
Vicente Pérez Rosales, el fundador de Frutillar, la llamó "la joya del sur de la República", y es que esta dulce ciudad lacustre es una de las más bellas de Chile. Rodeada de bosques y praderas, en la ribera del lago Llanquihue y frente a las cumbres de los volcanes Osorno, Puntiagudo y Tronador, Frutillar ofrece una postal difícil de olvidar. Lo mejor es comprobarlo en la mañana, cuando la ciudad se vuelve aún más apacible.
Lo mejor es perderse por Frutillar, por su playa de arena negra y aguas cristalinas, por sus calles limpias, ordenadas, rodeadas de jardines de rosas y dalias y construcciones de madera en perfecto estado de conservación. Perderse sobre todo por la aromática calle Philippi, donde se concentran los restaurantes, emporios y salones de té que ofrecen los famosos strudels y kuchenes (tartas dulces) de frutilla, frambuesa y otros ricos frutos del sur. Aquí está la mejor repostería de Chile, herencia de los colonos alemanes que llegaron aquí en el silo XIX.
El Museo Colonial Alemán y su molino de época es el lugar indicado para repasar los 150 años de historia de Frutillar y revivir la llegada de las familias alemanas que fundaron toda la cuenca del lago Llanquihue.
Pero no todo es historia y comida en esta ciudad. Menos durante el verano, cuando se celebran las Semanas Musicales de Frutillar. Es la excusa perfecta para disfrutar de espectáculos de música clásica y algo de jazz en el recién estrenado Teatro del Lago, que incluye una vista panorámica al entorno.
Puerto Montt: el punto de partida hacia Chiloé y la Patagonia
Puerto Montt, situada en el seno de Reloncaví, es una ciudad portuaria que vive del cultivo del salmón, del comercio y del turismo. Aquí llegan los cruceros internacionales y salen los ferries rumbo a Chiloé y las embarcaciones que recorren los fiordos de Aysén y Magallanes. Es el punto de partida para comenzar a recorrer la Carretera Austral.
Cuando pases por aquí no te pierdas los celestiales mariscos y pescados de la caleta de Angelmó, el alma de esta ajetreada ciudad. En este mercado al aire libre, encontrarás productos marinos frescos y artesanía chilota. Es ideal para conocer las bondades del mar chileno y abastecerte de salmón ahumado, machas y locos sellados al vacío. También tiene restaurantes, algunos con vista a la Isla Tenglo y al volcán Calbuco, donde todo es preparado al instante: la paila marina, el "cancato" (guiso de pescado, chorizo, queso y tomate) y los insuperables erizos.
El recorrido sigue por la catedral construida en madera de alerce, la iglesia Jesuita, la más antigua de la ciudad (1872), la Casa del Arte Diego Rivera y el Museo Juan Pablo II, con exposiciones que resumen la historia de toda la zona. Descubre valiosos edificios de la época de la colonización alemana, como el ex banco de Llanquihue, el colegio Inmaculada Concepción, el ex club de la Unión y algunas residencias familiares.
En verano podrás disfrutar de sus playas, como Pelluco, Pelluhuin, Puntilla Tenglo y Chinquihue. Puerto Montt también posee un atractivo arqueológico. Muy cerca está Monteverde, el vestigio humano más antiguo del continente. Aquí se encontraron objetos muy bien conservados de grupos humanos que habitaron la Patagonia hace 30 mil años.
Puerto Octay:
El encanto de Puerto Octay, reflejo de la colonización alemana
Puerto Octay sorprende con su arquitectura patrimonial y con caminatas a la orilla del lago, en medio de una vegetación exuberante con volcanes y cascadas.
El pintoresco Puerto Octay es uno de los pueblos menos visitados y con más encanto de la cuenca del lago Llanquihue. Emplazado en la ribera norte, antiguamente era un importante puerto lacustre. Hoy, suspendido en el tiempo, es totalmente apacible, silencioso, construido sobre una ladera que domina el lago y con sus casas de estilo alemán, muchas convertidas en hospedajes. Son los vestigios de los inmigrantes alemanes que llegaron a principios del siglo XIX y que fundaron esta localidad.
De esta época data también el famoso almacén de Cristino Ochs, que según cuentan en el pueblo le dio el nombre a esta localidad. "Donde Ochs hay", aludía a las bien dotadas estanterías del negocio, y fue así como en 1859 se cambió el nombre original de Puerto Muñoz Gamero por Puerto Octay.
La parroquia San Agustín, la casa Wulf número 2 y el hotel Hasse son visitas obligadas. También la casa Niklittschek, que alberga el museo El Colono de Octay, donde se cuenta la historia de esta zona. Estas construcciones tan bien conservadas hicieron que Puerto Octay fuese declarado "zona típica" de Chile.
Cae la tarde y es hora de deleitarse con la fábrica de chocolates y la casa del queso en la plaza y disfrutar de las "onces alemanas".
Puerto Varas: el destino turístico "top" del sur
A solo 21 kilómetros de Puerto Montt y en la ribera del lago Llanquihue, Puerto Varas es conocida como "la ciudad de las rosas", por la gran cantidad de este tipo de flores que adornan sus calles. Lo mejor es caminarla, de punta a punta, recorriendo sus casas, de inconfundible arquitectura germana, sus modernos barrios residenciales con bellos jardines y visitando la impresionante y colorida Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, otra razón para enamorarse de esta ciudad, fundada en 1853 por colonos alemanes y suizos que llegaron a poblar el sur de Chile.
Pintoresca y equipada, Puerto Varas ofrece hoteles boutiques, lodges y acogedoras hosterías. Cuenta con casino y una amplia oferta gastronómica, en la que destacan las cervezas artesanales, las carnes y los lomitos (típico sándwich chileno de carne de cerdo). Para comprar, hay que darse una vuelta por sus tiendas de artesanía, tejidos sureños, productos gourmet y aromáticas chocolaterías. De noche, la ciudad despierta en sus bares, pubs y en el casino.
La mejor postal de Puerto Varas está en su costanera. Desde aquí se pueden admirar en plenitud el volcán Osorno y el volcán Calbuco, que se imponen sobre el lago Llanquihue, de azul intenso, siempre cristalino y que por las mañanas es casi un espejo.
Los deportes al aire libre son bienvenidos en esta naturaleza de ensueño, el sitio ideal para practicar kayak, pesca, escaladas, trekking e incluso ski en el centro invernal Antillanca y centro de ski & outdoors Volcán Osorno. Si prefieres las playas, se recomienda la Niklitschek, que cuenta con infraestructura y camping. Un paseo al parque Philippi te conectará con la hermosa vegetación de la zona y podrás llegar hasta su cima, donde está la gran cruz que se ilumina de noche.
Un imperdible es visitar los impresionantes saltos del Petrohué y llegar hasta el lago Todos Los Santos, de aguas color esmeralda y rodeado de escarpados bosques llenos de vegetación.
Algunos tours por realizar:
COCHAMÓ:
Escalada y trekking en Cochamó, en plena naturaleza
A 138 km de Puerto Montt, el valle de Cochamó comenzó a sonar hace poco. Bienvenidos a una naturaleza casi intocada. Sus enmarañados bosques de 20 mil hectáreas, sus montañas de granito, senderos de trekking, junto a los cóndores y pumas que lo habitan, ya son un secreto a voces. ¿Un consejo? Conviene visitarlo ahora que los turistas aún son escasos.
El poblado de Cochamó es sólo una larga calle donde se encuentran sencillos hospedajes que ofrecen desayunos sureños y que aparecen en medio de una vegetación de intenso verde. Su pintoresca iglesia de alerce y estilo chilote data de 1906 y guarda una leyenda: si un jote (ave chilena) se para en la punta de la cruz y extiende sus alas, anuncia la muerte de tres personas del pueblo.
Aquí se pueden contratar cabalgatas guiadas, circuitos en barco y salidas en kayak. El camino de acceso al valle es el mismo que recorrían los bueyes que iban y venían con mercadería entre Chile y Argentina, por el paso León. Cerro arriba hay sitios de camping y uno que otro refugio donde alojar y recobrar energías bebiendo un reparador mate, para luego seguir caminando entre alerces y robles, cruzando un paisaje tan solitario como estremecedor.
Cochamó es la puerta de entrada al norte de la Patagonia y es también el paraíso de la escalada. Sus cumbres de granito tienen paredes con distintas dificultades, desde 20 a 1.000 metros, tan altas como las del famoso parque Yosemite en Estados Unidos.
HUILO HUILO:
Huilo Huilo, bosques y cascadas
Una de las características únicas de la Reserva Huilo Huilo, famosa por sus exuberantes cascadas de más de 50 metros de altura, es su bosque húmedo que alberga una enorme variedad de flora y fauna endémica, únicas en el mundo, repartidas a lo largo de más de 250 km de caminos que bordean lagunas, ríos y playas vírgenes.
Huilo Huilo es un destino que puede satisfacer hasta al más exigente de los viajeros. Aquí puedes descansar y relajarte con solo mirar los paisajes, sacar fotos y leer un buen libro junto a la chimenea de uno de los lodges o hoteles que hay en la zona. También puedes disfrutar de una amplísima variedad de actividades que van desde hacer canopy a 80 metros de altura hasta practicar snowboard en pleno verano.
Y es que Huilo Huilo es una especie de parque de diversiones outdoor que está abierto todo el año. Las lluvias invernales no son impedimento para realizar actividades como el famoso trekking a "la piedra del encanto", que consta de dos horas de subida hasta obtener una increíble panorámica de los volcanes Villarrica, Mocho-Choshuenco, Lanín y el lago Pirihueico. Además, se pueden practicar deportes náuticos, pesca deportiva, hacer cabalgatas o paseos en bicicleta por los alrededores.
PARQUE NACIONAL VICENTE PÉREZ ROSALES:
Un parque nacional de postal
A 50 km de Puerto Varas y fundado en 1926, el Parque Nacional Pérez Rosales fue el primer parque de Chile, aunque mucho tiempo antes era recorrido por los araucanos y los misioneros jesuitas, siguiendo la ruta trasandina hasta cruzar la frontera. Lleva el nombre de Vicente Pérez Rosales, el fundador de las ciudades de la cuenca del Llanquihue durante la colonización alemana.
Sus grandes atractivos son el Lago Todos los Santos y la cumbre nevada del Volcán Osorno. Desde aquí también se puede ver el inconfundible Volcán Puntiagudo (2.493 metros), que se cierne al norte, y el Monte Tronador (3.491 metros), que marca la frontera con Argentina. Desde la cota más alta se distingue con claridad el camino que siguió la lava hasta llegar a los ríos, lagos y caídas de aguas que pueblan este verdadero paraíso natural.
La joya de este parque son los saltos del Petrohué, que forman una torrencial y espumosa cascada a través de un cañón de roca volcánica excavado por la lava. Lo mejor es admirarlo de cerca, contratando uno de los circuitos en jet boat. Un espectáculo excepcional.
Aquí se puede hacer trekking por senderos como el de Los Enamorados, el Velo de la Novia, Rincón de Osorno y Desolación. En invierno se puede hacer trekking en la nieve. También montañismo, escalada, paseos en bicicleta, kayak de río, barranquismo, pesca recreativa y observación de avifauna como pudúes, pumas y quiques, además de recorrer bosques de canelos, olivillos, arrayanes, ulmos, pitras y coigües.
PATAGONIA AYSÉN
Descubre la Patagonia verde e indomable
La Patagonia de Aysén tiene dos características que difieren del resto de la Patagonia: sus bosques impenetrables, tapizados de verde, musgo, líquenes y la abundancia de agua en todos sus formatos, donde lagos, ríos, cascadas, glaciares, fiordos e incluso nubes son los componenetes esenciales de un paisaje que inmediatamente le cautivarán.
Gracias a la gran cantidad de ríos y lagos, la pesca con mosca es una de las actividades principales de este destino. Usted puede poner a prueba su paciencia y habilidad por los ríos Simpson y Baker, que se cuentan entre los mejores ríos para la pesca. O cerca de los lagos como el General Carrera , usted puede elegir de acuerdo a su gusto y presupuesto entre los lodges de pescas existentes.
Además puede descubrir los 1.240 km de la Carretera Austral, desde Puerto Montt hasta Villa O'Higgins ruta de incorporación de la Patagonia, en coche, o si le gusta la aventura puede viajar en bicicleta. Una oportunidad única para encantarse de los paisajes y pueblos, una caminata por los parques nacionales, o hacer un viaje en balsa por los ríos ricos en agua, y relajarse en la zona rodeada de Termas, fiordos y bosques.
Déjese inspirar por las aguas turquesas del lago General Carrera, el segundo más grande de América, donde puedes en barco o en kayak explorar los túneles y cuevas que fueron excavados por el agua en la roca de mármol.
O bien, puede navegar si lo prefiere. En barco por los fiordos hasta la laguna San Rafael y sus glaciares, que fueron declarados Reserva de la Biósfera de la Unesco. El deslizamiento ruidoso de enormes bloques de hielo que nunca olvidarás, como es común en la Patagonia puede brindar con un whisky que se enfría con hielos milenarios del Glaciar San Rafael.
Cómo llegar
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